domingo, 14 de febrero de 2010

INCIACIÓN MASONICA DE BENITO PABLO JUAREZ GARCIA


INICIACIÓN MASÓNICA DE BENITO PABLO JUÁREZ GARCÍA

En 1550, en Valladolid, en España, Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas polemizaban acerca del grado de racionalidad de los indígenas mexicanos, de que si eran capaces de gobernarse por ellos mismos o requerían de la tutela extranjera; 300 años después recibieron la respuesta con el Indio Grande de Guelatao, y con él, la confirmación del grado de inteligencia de los mexicanos, respuesta que confirmó al mundo lo que por años callaron las historias.Todavía en el siglo diecinueve, qué difícil era aspirar a las luces del conocimiento, sobre todo, para los indígenas, considerados hombres de servidumbre, seres inferiores, mexicanos que, en el México independiente, aún se encontraban atrapados en las mallas de la Colonia, en la inercia que aprisionaba el espíritu, en la oscuridad de la ignorancia de la que, de vez en vez, escapaba alguna alma hacia los libres mares del pensamiento, hacia los valles de la emancipación intelectual. Juárez fue una de esas almas, fue un liberto vencedor en el tribunal de la historia.Qué difícil ha de haber sido para muchos aceptar que un indio zapoteca pudiera elevarse y alcanzar las más altas responsabilidades, que hubiera podido gobernar su estado natal, que fuera capaz de crear leyes, aún más, que osara en ellas atentar a los fueros y privilegios de las “clases superiores”.Durante muchos años y por los más diversos motivos se han hecho inventarios biográficos del Indio Grande. No son menos las auditorías históricas o las denuncias políticas o los anatemas de los socios de Dios. Entendemos que así es siempre con los grandes hombres. Su grandeza transita entre las pasiones y las miserias humanas, entre las loas y los vituperios, y ante la leyenda y los lugares comunes se yergue el estadista sin desfiguros y sin deudas con la Patria. Sabemos de la Sierra de Ixtlán, de su origen indígena, de su preparación profesional, de su gubernatura oaxaqueña y de su exilio. Nada de lo anterior le fue fácil, su indomable espíritu se sobreponía a empresas que aún ahora se antojan titánicas. Ni siquiera su vida familiar fue plena, aunque dejó constancia de su profundo amor de padre.El Juárez que conocemos se forjó en el crisol de las tormentas, de él emergió el estadista, el impasible, el símbolo.Pero, no hemos venido aquí, a este punto geométrico en el cual convergen los masones mexicanos a recitar un inventario más de uno de sus paradigmas. Hoy no es día para conmemorar al Juárez biológico que fallece en 1872, o al Juárez histórico que nace el mismo año, sino para rendir tributo al Juárez masónico que un 15 de enero se inicia en la filas del Rito Nacional Mexicano para gloria de la .Al término de su destierro, en junio de 1855, el hombre de tanto mérito y de tan pocas palabras al decir de Ignacio Manuel Altamirano, en ese mismo año, se incorporó al gabinete de “liberales puros” del Presidente Juan N. Álvarez. Desde la Secretaría de Justicia y Negocios Eclesiásticos, convertida en manos de Juárez en el más importante de los ministerios, la nación se encontró con el “licenciado” que, bajo una fórmula sencilla, definió la Revolución de Ayutla y la convirtió en Reforma.A partir de este contacto con la cúpula del poder Republicano, Juárez se convertiría en el símbolo del compromiso de un hombre con su pueblo y con sus instituciones.Juárez se convirtió en el parte aguas histórico de México, en el antes y el después, en el punto de partida para transitar, y no perder el rumbo, por el camino de su generación.Hoy, el cíclico vaivén de la historia parece reproducir el entorno juarista, los mismos intereses, pugnas por privilegios, reformas constitucionales, atentados a la civilidad, penetración extranjera, y muy cerca de su cuna, el clamor indígena que parece reclamar la presencia de Benito Pablo Juárez García.Tal vez hoy, Juárez, con su espíritu liberal, contendería por una república civilista, sin fueros y sin recompensas ultraterrenas; desconfiaría de los socios de dios; utilizaría a civiles como siempre lo hizo para atender los asuntos públicos; enfrentaría con los recursos que él no tuvo los rezagos y las graves desigualdades sociales; evitaría las deformaciones jurídicas. Con su austeridad, honradez y seriedad, cesaría de sus funciones del poder que representaran a los faltos de sensibilidad, a los impregnados de vedetismo y afán protagónicos, para muchos otros, estamos seguros, rehabilitaría el Cerro de la Campanas.Su tránsito vital hasta su muerte, fue de lucha continua: la Presidencia de la República compartida con Zuloaga. La Guerra de Reforma o de los Tres Años; la invasión extranjera; el imperio de Maximiliano y el triunfo de la República, son parte de la historia mexicana que se apellida Juárez García.Por esa historia que es nuestra, los gobernantes y los políticos de hoy y los de mañana, tienen el compromiso, al igual que lo tuvo Juárez, de responder con talento a su circunstancia; la sensibilidad política debe ser su camino a seguir para resolver los conflictos, que no dudamos, son herencia de pasados privilegios; sus acciones deben atacar el fondo, no con desplantes retóricos o temporaleros; el buen decir y el mejor hacer deben ocupar, para resarcir nuestras vergüenzas, el lugar de las cursilerías.:Con el reflejo juarista hagamos que las actuales generaciones sepan de las luchas de los mejores mexicanos, y en la evaluación histórica comparativa, sepan que aprendimos de la historia.Aun cuando a la distancia nos parecen las hojas de la historia un inmenso alud que nos sepulta con su peso, que las acciones nos parecen una obra de titanes y los conflictos irrepetibles, no debemos perder de vista que fueron seres humanos como nosotros quienes supieron responder a los retos de su tiempo con el espíritu mexicano que aún nos anima.Seamos justos en el juicio histórico, aquilatemos las obras que limpiaron el camino que hoy recorremos con menor esfuerzo.Rindamos tributo, en la figura de Juárez, a los realizadores de la transformación histórica de México.Los momentos y las circunstancias que actualmente vivimos, reclaman del concurso de todos los mexicanos para actuar como un todo en defensa de la nación que con esfuerzo generaciones de mexicanos han construido. Porque hoy, se ve comprometida ante el embate de grupos internos que aprovechando las circunstancias, sucesos inéditos, y una politización orientada a socavar los cimientos institucionales, alentada por un irresponsable manejo de la información que algunos medios hacen con afanes mercantilistas o sirviendo a intereses antinacionales, pretenden comprometer a la república, sacar ventaja de los conflictos que alientan ellos mismos y vulnerar la soberanía con truculencias que festinan inmoralmente.Para aquellos que sueñan y luchan por cobijarse en otras banderas, les recordamos que Juárez no es abstracción simbólica, su pensamiento y su obra no deben ser pretexto de homenajes estériles, porque Juárez es cimiento republicano, hombre universal e imagen de México.Cuando se cumple como hombre y con la Patria queda siempre la satisfacción del deber cumplido que se arropa en la limpieza de miras, esta satisfacción la sintetiza Juárez en un pensamiento que es reconocimiento a la entrega de los buenos mexicanos el 15 de julio de 1867, fecha en que con motivo del triunfo de la República sobre la intervención francesa, plasmó en un Manifiesto a la Nación. De él extracto mis palabras finales porque son una lección para los titubeantes y una joya de la política exterior de un pueblo que se respeta:(Cito)“...en nombre de la patria agradecida, tributo el más alto reconocimiento a los buenos mexicanos que la han defendido... procuró el gobierno cumplir con sus deberes, sin concebir jamás un sólo pensamiento de que le fuera lícito menoscabar ninguno de los derechos de la nación. Ha cumplido el gobierno el primero de sus deberes no contrayendo ningún compromiso en el exterior ni el interior que pudiera perjudicar en nada la independencia y soberanía de la república, la integridad de su territorio o el respeto debido a la constitución y a las leyes... que el pueblo y el gobierno respeten el derecho de todos. (Porque) Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.


MUCHAS GRACIAS Fidel Ariel Salazar Durán.

miércoles, 10 de febrero de 2010

GLOSARIO DE PALABRAS

AZUR
(Del fr. azur).
1. adj. Heráld. Dicho de un color heráldico: Que en pintura se representa con el azul oscuro, y en el grabado, por medio de líneas horizontales muy espesas. U. t. c. s. m.
EROS
(Del gr. ἔρως, amor).
1. m. Conjunto de tendencias e impulsos sexuales de la pesona
MERIDIONAL
(Del lat. meridionālis).
1. adj. Perteneciente o relativo al sur o mediodía.
2. com. Persona que procede del sur.
patronímico, ca.
(Del lat. patronymĭcus, y este del gr. πατρωνυμικός).
1. adj. Entre los griegos y romanos, se decía del nombre que, derivado del perteneciente al padre u otro antecesor, y aplicado al hijo u otro descendiente, denotaba en estos la calidad de tales.
2. adj. Se dice del apellido que antiguamente se daba en España a hijos, formado del nombre de sus padres; p. ej., Fernández, de Fernando; Martínez, de Martín. U. t. c. s.